KENY BRISEIDA
Amigos, indigna, duele, y da rabia pensar lo cruel e inhumanos que fueron esas personas que mataron a esos inmigrantes cuyo delito mayor era ir en busca de un mejor futuro para sus familias. Hasta ayer habían 12 salvadoreños entre los muertos, y no me extrañaría -aunque duela más- que haya más de mis compatriotas entre los asesinados.
Doy gracias a Dios que le haya dado una oportunidad de vivir al ecuatoriano para que los inmigrantes no quedaran ahí, olvidados, y con cientos de familiares llorando año tras año por no tener noticias de ellos, pero también me uno a la indignación que causa que se haya difundido su rostro, su nombre, y la identidad de su familia. A veces como periodistas perdemos un toque de humanidad para tener la primicia, y muchas veces se nos olvida que nuestra tinta puede provocar más muerte.
Amigos, lo hecho, hecho está, sólo nos queda orar por que esas almas encuentren paz, por que los asesinos se arrepientan y que las familias de los fallecidos los perdonen. También orar por que nuestros países puedan encontrar las condiciones para ofrecerles a sus ciudadanos una vida digna, que les quite el impulso para salir a arriesgarse en busca de un futuro mejor.
Mi hermano emigró ilegalmente hacia Estados Unidos hace 10 años de El Salvador, y nunca ha querido contar cómo le fue. Lo único que hace es tratar de olvidar lo que pasó y aún despierta en las noches con pesadillas por lo que tuvo que pasar para alcanzar el famoso "sueño americano". A Dios gracias puedo aún escucharlo al teléfono y saber que está bien. Me aterra pensar que su suerte hubiese sido diferente y por eso me solidarizo y vivo el dolor de las familias de los inmigrantes que perdieron su vida en esa masacre y por los miles más que han perdido su vida de una u otra forma en su viaje y cuyas muertes aún permanecen en el anonimato.
terça-feira, 31 de agosto de 2010
Crise no México: comentários de jornalista mexicano
DAVID SANTA CRUZ
Ésta masacre me hace sentir vergüenza de ser mexicano y de ser periodista. Y más todavía porque la violencia contra los migrantes se había denunciado hace por lo menos 10 años y nada se hizo, hoy vemos sólo una muestra de lo que ha venido sucediendo desde entonces, coyotes, maras; sicarios como los zetas, la familia o la línea fueron escalando.
Hoy el crímen sistémico y cotidiano se convierte en masacre, no porque antes no existiera sino porque lo descubrimos. Hoy, por momentos, incluso llego a pensar que frente al crimen organizado en México, la Border Patrol y los Minute Man son personas bien intensionadas, y hasta me creo aquel discurso de EU de que si los gobiernos del sur hicieran su trabajo para dar condiciones a sus ciudadanos nada de esto pasaría, y puede que sí todos seamos complices.
Hoy siento miedo, miedo de perder la capacidad de indignación, de acostumbrarme a la violencia y justo cuando pienso en dejar el país volteó y me doy cuenta que México no me cabe en la maleta, pero tampoco veo como solucionarlo, creo y de verdad lo digo que he hecho cosas para hacer de este país un lugar mejor, acciones que han redundado en leyes y conductas al menos en el DF, pero me siento derrotado cuando volteo y veo que de poco ha servido.
Y como periodista, bueno ni que decir, hace menos de un mes un grupo de reporteros logramos hacer visible la violencia contra los periodistas, le gritamos al mundo (con ayuda de ustedes y de muchos más) que nos estaban matando, hicimos que respondiera presidencia, el congreso y la ONU. Y cómo se le responde a la sociedad, dándole una puñalada en la espalda en aras de la primicia. Sacrificando al único sobreviviente de una masacre y poniendo en riesgo a su familia. No aprendieron cuando por "homenajear" a un marino muerto en el asesinato de uno de los principales capos, dieron su nombre y mostraron a su familia en el cepelio, esa misma noche todos fueron masacrados mientras dormían
Estoy conciente que nos falta mucho, que si hoy México está como muchos dicen en la Colombia de Pablo Escobar –creo que estamos peor–, entonces los próximos 20 años van a ser brutales, nosotros apenas estamos en la primer cima de la montaña rusa esa desde donde se ve con pánico y espectativa lo que viene, el problema es que como en el juego muchos llevan los ojos cerrados.
Ésta masacre me hace sentir vergüenza de ser mexicano y de ser periodista. Y más todavía porque la violencia contra los migrantes se había denunciado hace por lo menos 10 años y nada se hizo, hoy vemos sólo una muestra de lo que ha venido sucediendo desde entonces, coyotes, maras; sicarios como los zetas, la familia o la línea fueron escalando.
Hoy el crímen sistémico y cotidiano se convierte en masacre, no porque antes no existiera sino porque lo descubrimos. Hoy, por momentos, incluso llego a pensar que frente al crimen organizado en México, la Border Patrol y los Minute Man son personas bien intensionadas, y hasta me creo aquel discurso de EU de que si los gobiernos del sur hicieran su trabajo para dar condiciones a sus ciudadanos nada de esto pasaría, y puede que sí todos seamos complices.
Hoy siento miedo, miedo de perder la capacidad de indignación, de acostumbrarme a la violencia y justo cuando pienso en dejar el país volteó y me doy cuenta que México no me cabe en la maleta, pero tampoco veo como solucionarlo, creo y de verdad lo digo que he hecho cosas para hacer de este país un lugar mejor, acciones que han redundado en leyes y conductas al menos en el DF, pero me siento derrotado cuando volteo y veo que de poco ha servido.
Y como periodista, bueno ni que decir, hace menos de un mes un grupo de reporteros logramos hacer visible la violencia contra los periodistas, le gritamos al mundo (con ayuda de ustedes y de muchos más) que nos estaban matando, hicimos que respondiera presidencia, el congreso y la ONU. Y cómo se le responde a la sociedad, dándole una puñalada en la espalda en aras de la primicia. Sacrificando al único sobreviviente de una masacre y poniendo en riesgo a su familia. No aprendieron cuando por "homenajear" a un marino muerto en el asesinato de uno de los principales capos, dieron su nombre y mostraron a su familia en el cepelio, esa misma noche todos fueron masacrados mientras dormían
Estoy conciente que nos falta mucho, que si hoy México está como muchos dicen en la Colombia de Pablo Escobar –creo que estamos peor–, entonces los próximos 20 años van a ser brutales, nosotros apenas estamos en la primer cima de la montaña rusa esa desde donde se ve con pánico y espectativa lo que viene, el problema es que como en el juego muchos llevan los ojos cerrados.
Crise no México: comentários de jornalista guatemalteco
ESWIN QUIÑONEZ:
Es difícil buscar adjetivos para calificar esta tregedia. Sólo nos pone en evidencia sobre la situación de violencia que han desatado los carteles de la droga, y en donde cualquiera puede ser víctima: periodistas, políticos, empresarios y migrates. La masacre en Tamaulipas es un caso que desnuda aún más la realidad dilapidante de la que no estamos inmunes. Lo digo por las identidades de los indocumentos, víctimas de la masacre en Tamaulipas. Hasta el momento hay 14 hondureños, 12 salvadoreños, cuatro guatemaltecos y un brasileño. Y un inmigrante ecuatoriano sobrevivió y fue quien relató cómo se dio la masacre -por cierto, mea culpa de los medios por difundir su identidad cuando al principio él se negó a hacerlo-.
Es difícil buscar adjetivos para calificar esta tregedia. Sólo nos pone en evidencia sobre la situación de violencia que han desatado los carteles de la droga, y en donde cualquiera puede ser víctima: periodistas, políticos, empresarios y migrates. La masacre en Tamaulipas es un caso que desnuda aún más la realidad dilapidante de la que no estamos inmunes. Lo digo por las identidades de los indocumentos, víctimas de la masacre en Tamaulipas. Hasta el momento hay 14 hondureños, 12 salvadoreños, cuatro guatemaltecos y un brasileño. Y un inmigrante ecuatoriano sobrevivió y fue quien relató cómo se dio la masacre -por cierto, mea culpa de los medios por difundir su identidad cuando al principio él se negó a hacerlo-.
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